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Sunday, January 03, 2010

HAY VA EL IVA.

Este artículo se lo dedico a ese impuesto que nos ha puesto a los españoles al nivel de los europeos, me estoy refiriendo Impuesto sobre el Valor Añadido IVA.
Cuando por los años 90 entra en vigor la ley, todos pensábamos que este impuesto sería bueno para el desarrollo del país, con esos ingresos extras se podrían hacer carreteras, colegios, hospitales y miles de cosas de carácter social. Pero la realidad es que el eslogan “España es diferente”, respecto al pago de impuestos y su repercusión en las mejoras sociales se cumple a rajatabla, para demostrarlo basta con analizar por encima la Ley, y el comportamiento de los ciudadanos.
Vamos a poner un ejemplo, y con él recorreremos la repercusión del IVA desde la Ley hasta el pagano final. Vamos a suponer que decides cambiar los armarios de la cocina, por que los actuales dan asco y se caen a pedazos, pues bien la Ley dice que eso es un lujazo y te aplica un 16% lo máximo, pero si eres un promotor y te vas a forrar hasta las trancas, te aplican un IVA reducido del 7%, eso sí, la mitad de las cocinas no se declaran, con lo que comienza el ciclo del leal espíritu del contribuyente.
Cuando llegas a la carpintería o la tienda de armarios de cocina, el vendedor te lo pone todo a pedir de boca, pero claro como en la mayoría de las veces ocurre, cuando pides la oferta siempre pasa lo mismo, todo son excusas para darte una oferta en condiciones, que si no funciona el ordenador, que la chica de la oficina no esta por que se le ha roto una uña, que si esto, que si lo otro, al final te largas a casa con los precios puestos en un papel que no entiendes, y con una cifra al final que te marea, eso sí, el vendedor te promete, que no te preocupes que el responde de lo que haga falta ,y que su palabra va a misa, a todo esto, del IVA ni una solo palabra.
Una vez que has decido comenzar la ventura de cambiar la cocina, comienza el calvario de aguantar a un ejercito de incompetentes y prepotentes profesionales cualificados, que claro esta, imponen sus criterios y su ley, por que tu no tienes ni idea de su trabajo, aunque veas que la tonalidad del color de las puertas es distinto el uno del otro. Para acabar de rematar el cabreo, hay otros dentro de tu casa, que no los entiendes cuando hablan.
Una vez concluido el calvario del cambio de la cocina, claro esta como mínimo un 50% más caro de la cantidad ofertada, viene la terrorífica hora de pagar. Al llegar a la tienda con la intención de que acabe la pesadilla, te atienden con una sonrisa de oreja a oreja el carpintero o vendedor, pero esta situación cambia drásticamente cuando la primera pregunta que te hace es, ¿quiere factura, o le hago un recibo?, tu contestas mosqueado, ¡quiero factura!, el vendedor te contesta, pues entonces la factura es un 16% más cara, ¡ya sabe por lo del IVA!, pero usted no se preocupe que yo respondo si pasa algo. La temperatura empieza a subir cuando le contestas, ¡le voy a pagar sólo lo ofertado!, y el vendedor contesta, ¡a que oferta se refiere, al papel aquel que le di!, sí ese papel era sólo una información, además nosotros nunca ponemos el IVA cuando damos los precios.
Después de una hora de discusión, se llega a un acuerdo intermedio, la mitad del coste con el IVA por aquello de tener alguna seguridad, y la otra mitad sin el IVA.
Cuando te paras a pensar un poco de lo sucedido, dices: seré tonto el aba, he pagado una pasta de IVA y, en este país entre algunos políticos corruptos, algunos empresarios que ni pagan impuestos, la vecina del cuarto que limpia fincas, el fontanero (que por cierto tiene un coche de 50,000€), el albañil y la pelandusca del séptimo que menudos modelitos tiene y su marido sólo tiene un taller mecánico, y todos trapicheando con dinero más negro que el carbón.
Después de toda esta historia, todos nos preguntamos, que donde están los colegios, los hospitales, los medios de transporte públicos necesarios, en definitiva todos esas prestaciones sociales que se hubieran conseguido, si se pagase el IVA.
Se me olvidaba, vengo de pagar los armarios de la cocina de mi madre.

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