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Thursday, December 19, 2013

LOS MERCADOS NO SON GILOPOLLAS, ¿Y NOSOTROS?.

El señor Montoro Ministro de Hacienda profecito el otro día que el PP volverá a ganar las elecciones “porque los mercados no son gilipollas”. Esta profecía a parte de preocuparme (por no decir encabronarme) me hizo reflexionar sobre “porque los mercados no son gilipollas”.
Para empezar a entender “por qué los mercados no son gilipollas”, comenzaremos por entender que son “los mercados”. Antes de la gran estafa de la  globalización, la gente cuando hablaba de mercado se refería a ese lugar donde íbamos a comprar y podías mirar a  la cara al vendedor, reprochándole que era un ladrón si pretendía engañarte, eligiendo si le comprabas o no el producto que ofrecía y que además tu podías ver. Esos mercados han sido sustituidos por los “supermercados”, sistema de venta donde tragas con lo que hay y al precio que ellos quieren, y sin protestar, que si lo haces no te hacen ni puto caso, pero eso sí, siempre con una sonrisa de oreja a oreja como si fueras tonto o mejor dicho “gilipollas”. El término “mercado” ahora con la globalización y usando el lenguaje de estos que nos gobiernan, se aplica a “no se sabe que ente etéreo donde radica el poder del mundo”,  pues bien, ese “ente etéreo” tiene nombre y apellidos, “los bancos especuladores y las multinacionales”.
Una vez aclarada la definición de mercado debemos entender “porque no son gilipollas”. Los bancos especuladores y las multinacionales han gestado la estafa más grande de la historia, consistente en prestar dinero a unos bancos gobernados por políticos, y que estos a su vez prestaban el dinero a unos especuladores que lo único que hacían eran doblar o triplicar el valor del producto que vendían, y llevarse los beneficios a paraísos fiscales controlados por los bancos especuladores. Los que compraban el producto pedían los préstamos a los bancos gobernados por los políticos, cerrando de esta manera el círculo de la estafa. Cuando los mercados han entendido que la estafa estaba atada y bien atada, empiezan a apretar la cuerda, comenzando por pedir el dinero prestado a los bancos gobernados por los políticos, pero claro está, en las cajas de los bancos no hay ni un euro, se lo han llevado los especuladores, lo único que hay son hipotecas y papeles que no sirven para nada, pero claro está la pasta hay que devolverla. Como nuestros gobernantes están donde están porque los han puesto los especuladores, no pueden decir quién tiene la pasta y donde esta para devolverla a los bancos especuladores, ¿y cuál es la solución de nuestros gobernantes?, pues fácil, si el pueblo no tiene bastante con no poder pagar las hipotecas y quedarse sin sus casas embargando a tres generaciones, encima nos recortan en sanidad, educación, nos suben los impuestos, nos bajan los salarios, suben el coste de los artículos de primera necesidad, condenan al paro a cinco millones de españoles, y para que no podamos llevarlos a los tribunales o les digas a la cara lo que piensas de ellos, nos cambian la ley de justicia haciéndola casi inaccesible al pueblo, y nos imponen la ley del silencio y la represión.
Señor Montoro, es evidente que los “mercados no son gilipollas”, pero en esta historia o estafa “sí que hay gilipollas”, “los gilipollas somos nosotros” que los  tenemos que padecer, y lo que es peor aguantar sus profecías, aunque como se suele decir “me joden los profetas porque todo lo que predicen o es mentira,  o no se cumple”.

Thursday, December 05, 2013

LA ESPERANZA DEL DESIERTO

El pasado mes de octubre asistí a una mesa redonda para tratar el tema “los partidos políticos valencianos ante el Sáhara”.
Intervinieron:
          Esther Franco (diputada autonómica del Partido Popular)
Manuel Lubari (secretariado de integración PSPV)
          Gloria Marcos (representante de EU)
          Josep Maria Pañella (diputat Compromís, CortsValencianes).
Las intervenciones de la mayoría de los representantes políticos fueron lamentables, y me explico:
La Sr. Franco (diputada del PP) baso su exposición en que la culpa de la situación del Sáhara la tenían los del PSOE, y que ellos estaban muy contentos con las ayudas y las actuaciones políticas realizadas, no sé si se estaba refiriendo a las cuchillas que han colocado en las vallas para disuadir a esos que ellos dicen ayudar, o a los recortes en ayudas básicas como la sanidad que sufrimos las familias de acogida de niños saharauis. Su exposición fue vacía de contenido y sin ninguna esperanza.
La exposición del representante del PSOE Sr. Lubari sólo tenía una calificación “impresentable”, el Sr. Lubari, ni sabía lo que decía ni sabía por qué estaba en esa mesa redonda.
La exposición del Sr. Pañella diputado de Compromis fue como ese rollo que tienes que aguantar al abuelo cebolleta, donde no se sabe de qué habla y menos cuando terminara el rollo. Yo me entere de la finalización del rollo cuando me despertaron unos tímidos aplausos.
Solo la exposición de la diputa del EU Gloría Marcos tuvo interés, pues se baso en destapar las vergüenzas políticas del PSOE y el PP en este asunto, y en proponer soluciones.
Mi intervención duro escasamente un minuto, y consistió en reprochar a la Sra. Franco el haber abandonado al pueblo saharaui en manos del dictador marroquí, y que sin embargo el PP mandara a la flota de guerra para defender el honor español en la roca del Perejil, donde el único interés existente es el una cabra y poco más. No le quise recordar por respeto que tenían en sus filas hasta hace bien poco, a un imputado por meter la mano en la caja de la ayuda a los países subdesarrollados y gastárselo en yates, mansiones y coches de lujo. Respecto del representante del PSOE, mi comentario fue, “si no os enterasteis de lo que pasaba en España con la crisis, ¡como os ibas a enterar de lo que pasaba en el Sahara!”. Del resto de los participantes no merecieron ningún comentario.
Termine mi exposición invitando a todos los participantes que mirasen una fotografía que había en la sala. En la fotografía se podía ver a dos niños jugando en el desierto, sus caras mostraban la alegría y la inocencia de su niñez, pero a su alrededor solo había desierto,  y eso es lo que el futuro les tiene guardado,  desesperanza e impotencia.
Las familias que hemos tenido la suerte de tener niños saharauis sabemos la dureza que supone vivir en el desierto, y la tristeza mezclada con impotencia y rabia que nos producen declaraciones y posturas políticas como las expuestas en la mesa redonda.

Mi consejo a nuestros políticos es que miren a los ojos a un niño saharaui, etíope o de cualquier parte del mundo y que luego miren los ojos de sus hijos, sin no encuentran diferencias o no saben solucionar las diferencias no deben estar en política ni un minuto.