He viajado por algunos países y conocido algunas culturas, pero ninguno me ha fascinado como Egipto.
Llegar a Egipto por el Cairo es como retroceder en nuestra historia y costumbres 30 o 40 años, el viajero se encuentra ante una ciudad con una circulación caótica sin semáforos, con vehículos que nosotros quitamos de la circulación hace 20 años, con peatones que se juegan la vida al cruzar cada calle, con un estado policial donde en cada esquina hay uno o dos policías, con una ciudad donde los vivos y los muertos ocupan el mismo lugar, con una ciudad donde el visitante es acosado por los vendedores, pero siempre con respeto, en una ciudad con su típico olor a gasolina con plomo mezclado con especies, en una ciudad donde conviven edificios espectaculares con otros medio derruidos, ricos y pobres, en resumen una ciudad de otro mundo, pero con su encanto cautivador.
Pero lo mejor para el viajero no es despertar y haber retrocedido 20 o 30 años, lo mejor es despertar una mañana en medio del desierto dentro de un templo construido hace 5000 años, o a los pies de una descomunal pirámide, donde al viajero le surgen de inmediato las preguntas ¿cómo es posible que hace más de 5000 años los egipcios pudieran haber construido estas joyas?, ¿Cómo a 12000 Km. de distancia los aztecas tenían construcciones parecidas?.
El viajero que tenga un poco de interés por la cultura queda fascinado por lo la escritura egipcia, basada en signos, iconos y jeroglíficos que hacen de su interpretación una pasión cautivadora.
Viajar por el Nilo es una experiencia inigualable, el viajero ve a ambos lados del río la riqueza y la vida que producen sus aguas y a pocos kilómetros el devastador y a la vez fascinante desierto. Egipto basa toda su vida e historia alrededor de ese grandioso río, si el no existiera, Egipto tampoco. El viajero cuando ve alguna aldea a la orilla del río, retrocede en el tiempo 2000 años, son como nuestras representaciones de los belenes.
El viajero con sentimientos, siente un tremendo dolor y rabia cuando aprecia los saqueos que todos los opresores del pueblo egipcio han efectuado, comenzando por sus actuales mandatarios y los que antaño se decían llamar “colonizadores”, menuda hipocresía. Los países que han consentido la actual situación de Egipto, con el resto de los países que tienen poder, deben devolverle una democracia real, que saque de la miseria a ese 60% de la población, y que se le devuelva su tesoro histórico.
Nadie por mucho poder que tenga podrá robarle a Egipto la magia de su desierto, de sus atardeceres, del Nilo, de sus gentes, de sus templos, de sus pirámides, de su cultura, de su historia. Yo he conseguido que me presten un poco de cada cosa, y todas las noches cuando me duermo en mis sueños siempre tienen un rincón, y me cueste despertar.
Egipto siempre estarás en los sentimientos del verdadero viajero.
Llegar a Egipto por el Cairo es como retroceder en nuestra historia y costumbres 30 o 40 años, el viajero se encuentra ante una ciudad con una circulación caótica sin semáforos, con vehículos que nosotros quitamos de la circulación hace 20 años, con peatones que se juegan la vida al cruzar cada calle, con un estado policial donde en cada esquina hay uno o dos policías, con una ciudad donde los vivos y los muertos ocupan el mismo lugar, con una ciudad donde el visitante es acosado por los vendedores, pero siempre con respeto, en una ciudad con su típico olor a gasolina con plomo mezclado con especies, en una ciudad donde conviven edificios espectaculares con otros medio derruidos, ricos y pobres, en resumen una ciudad de otro mundo, pero con su encanto cautivador.
Pero lo mejor para el viajero no es despertar y haber retrocedido 20 o 30 años, lo mejor es despertar una mañana en medio del desierto dentro de un templo construido hace 5000 años, o a los pies de una descomunal pirámide, donde al viajero le surgen de inmediato las preguntas ¿cómo es posible que hace más de 5000 años los egipcios pudieran haber construido estas joyas?, ¿Cómo a 12000 Km. de distancia los aztecas tenían construcciones parecidas?.
El viajero que tenga un poco de interés por la cultura queda fascinado por lo la escritura egipcia, basada en signos, iconos y jeroglíficos que hacen de su interpretación una pasión cautivadora.
Viajar por el Nilo es una experiencia inigualable, el viajero ve a ambos lados del río la riqueza y la vida que producen sus aguas y a pocos kilómetros el devastador y a la vez fascinante desierto. Egipto basa toda su vida e historia alrededor de ese grandioso río, si el no existiera, Egipto tampoco. El viajero cuando ve alguna aldea a la orilla del río, retrocede en el tiempo 2000 años, son como nuestras representaciones de los belenes.
El viajero con sentimientos, siente un tremendo dolor y rabia cuando aprecia los saqueos que todos los opresores del pueblo egipcio han efectuado, comenzando por sus actuales mandatarios y los que antaño se decían llamar “colonizadores”, menuda hipocresía. Los países que han consentido la actual situación de Egipto, con el resto de los países que tienen poder, deben devolverle una democracia real, que saque de la miseria a ese 60% de la población, y que se le devuelva su tesoro histórico.
Nadie por mucho poder que tenga podrá robarle a Egipto la magia de su desierto, de sus atardeceres, del Nilo, de sus gentes, de sus templos, de sus pirámides, de su cultura, de su historia. Yo he conseguido que me presten un poco de cada cosa, y todas las noches cuando me duermo en mis sueños siempre tienen un rincón, y me cueste despertar.
Egipto siempre estarás en los sentimientos del verdadero viajero.
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