Según la enciclopedia Wikipedía “el sentimiento” es el resultado de una emoción, a través del cual, la persona que es consciente tiene acceso al estado anímico propio. El cauce por el cual se solventa puede ser físico y/o espiritual. Forma parte de la dinámica cerebral del ser humano, que le capacita para reaccionar a los eventos de la vida diaria al drenarse una sustancia producida en el cerebro.
Con todos mis respetos a los redactores de esta definición y otras definiciones de la palabra “sentimiento”, el vincularla exclusivamente al ser humano, me parece una falta de respeto al resto de los seres vivos que habitan en el planeta, y me explico.
Según entendemos los humanos, los sentimientos pueden ser buenos o malos. Los “malos sentimientos”, son usados sólo y exclusivamente por los seres denominados humanos o racionales para hacer daño a otras personas, animales o cosas, sirva como ejemplo las terroríficas imágenes que estos días han recorrido el mundo sobre el asesinato del dictador libio Gadafi, ningún animal mataría a otro por odio, rencor o enviada, sólo el ser humano es capaz de generar estos sentimientos.
Los “buenos sentimientos”, no sólo son patrimonio de los seres humanos, los animales son los que realmente tienen el patrimonio de “los buenos sentimientos”, y sino que nos lo pregunten a los que tenemos mascotas. Cuando entras en casa el único que se alegra es el perro, que moviendo el rabo viene a recibirte, el resto de los habitantes u ocupas de tu casa no se molestan ni en decirte hola. Esta relación entre ser humano y animal genera “sentimientos de los realmente buenos”, de los que te destrozan durante una buena temporada cuando tu mascota te deja.
Sirva este articulo para recordar a mi mascota “Nana”.
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