En todos los medios de comunicación nos bombardean con la maldita amenaza de los “mercados”, pero la gente corriente dentro de nuestra pobreza e ignorancia, nos preguntamos: ¿Quiénes son esos mercados que nos están amargando la existencia?. La respuesta no es fácil, yo desde mi ignorancia voy a dar mi versión de quienes son los mercados.
El poder se encuentra distribuido por familias, que controlan el mundo desde sus respectivos campos de negocio, estos son: el poder energético, el poder bancario, el poder de la guerra, el poder de las comunicaciones, el poder industrial y el poder de la sanidad incluidos los farmacéuticos. Cada uno de ellos periódicamente y sin que coincida con los otros, se encargan de “liarla parda” para que el gallinero no se duerma y las gallinas sigan poniendo huevos. Esta vez la patada al gallinero la han pegado los grandes bancos, o mejor dicho, las 2 o 3 familias que controlan el negocio de los bancos.
Los que gobiernan la banca ponen la pasta en circulación, usando como principal medio de transmisión o herramienta para la estafa a los especuladores del suelo, los agentes inmobiliarios, los ambiciosos que juegan a ser banqueros, los de las compañías de pensiones, los prestamistas y demás especímenes, en adelante denominados “carroñeros”. La banca no se fía de los carroñeros, porque sus empresas son entes sin unas personas físicas, y en caso de impago no se les puede meter mano de forma fácil. Para evitar este problema y poder recuperar la pasta, en lugar de dar el dinero a los carroñeros, usan a las instituciones o en algunos casos como España las cajas de ahorro, que para nuestra desgracia están gobernadas por políticos, que de lo único que entienden es de forrarse hasta las trancas.
Las instituciones o cajas de ahorros le dan la pasta a los carroñeros, estos sin soltar un euro de sus patrimonios efectúan las inversiones en construcción, bolsa, pensiones, etc., por lo que, para ellos todo son beneficios. Los carroñeros que no son tontos y no quieren que se les controle ni pagar impuestos, guardan los beneficios en paraísos fiscales que gobiernan los banqueros, y en consecuencia toda la pasta vuelve a estar bajo las manos de los banqueros. Lo único que queda en circulación legalmente son un montón hipotecas y prestamos de gente corriente e instituciones, que tienen nombre y apellidos, y son fáciles de meterles mano.
Resumiendo, los denominados “mercados” son esa banda de carroñeros que no pueden tocar un euro, pues haber quien se atreve a decir que tienen la pasta en un paraíso fiscal. La única arma que les queda a los carroñeros para recuperar la pasta, es tocarnos todos los días la moral a la gente corriente, amenazándonos con bajadas de bolsa, primas de riesgo y demás artilugios que no entendemos.
Señoras y señores mercados, como diría Labordeta, ¡váyanse a la mierda si han perdido hasta la camisa!, y la próxima vez jueguen limpio, inviertan con riesgo y paguen sus impuestos. Señoras y señores políticos ojito con lo que hacemos, que la pasta que están dando a los mercados es de la gente corriente, ganada con su trabajo, esfuerzo y su sudor, palabras que no pueden entender porque la mayoría han trabajado poco, y lo poco que han hecho ha sido sin esfuerzo y sin sudor.
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