La novela “Asmir no quiere pistolas”, relata las peripecias y angustias de un niño refugiado por la guerra en los Balcanes, al leer la novela mis sentimientos han hecho que mi cerebro comenzase a pensar sobro lo absurdo y cruel de las guerras.
Los que entienden de psicología o sociología, y quieren justificar las guerras, dicen que la violencia es ignata del ser humano, pues bien, yo digo que es ignata de algunos seres, que no se pueden llamarse humanos, serán máquinas, extraterrestres u otra cosa. Un ser que siente no puede justificar con ningún pretexto la muerte, la violencia, el hambre y la miseria de hombres, mujeres, niños y ancianos.
La existencia de las guerras es consecuencia de mentes enfermas que no creen en la humanidad, sólo creen en sus propios intereses económicos, en banderas o en religiones. Me gustaría que no existiesen ejércitos en el mundo, en todo caso sólo el ejercito de la ONU por si surge algún grupo de seres inhumanos. Me gustaría que la gente cuando en los estados democráticos vota sus líderes, lo haga por su carácter humano y no por defender una bandera o una religión.
El otro día estaba escuchando la música de la banda sonora de la película “La lista de Schindler”, y no entiendo como es posible que después de lo ocurrido al pueblo judío con los nazis, ellos hagan prácticamente lo mismo con el pueblo palestino
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