Las valencianas y los valencianos usamos los
monumentos falleros para satirizar nuestras vidas y problemas, con el fin de
quemarlos y empezar de nuevo con la llegada de la primavera. Este año voy a
plantar una falla que satirice la situación actual del mundo, el tema de la
falla será “ESA ESTAFA LLAMADA CRISIS”.
Todas las fallas tienen su o sus nitos (muñecos)
centrales que son los más grandes y dominan la parte central o principal de la
falla, la nuestra esta compuesta por la bola del mundo y encima de ella, unos
señores bien vestidos con una sonrisa de oreja a oreja, son cinco y cada uno
lleva en el sombrero un cartel que dice poder financiero, poder energético, poder
mediático y religioso, poder de la alimentación y farmacéutico y el poder de la
guerra.
Cada uno de ellos lleva en la mano una saca de
dinero a rebosar y un tubo que sale del centro de la tierra y llega hasta sus
bocas, se lo pasan en grande chupando de la tierra sin mesura. Con la otra mano
cada uno de ellos maneja un títere.
El poder financiero y el energético manejan a dos
títeres que representan a dos políticos disfrazados de piratas, uno es barba
azul y el otro barba roja, lo de los colores es una mera coincidencia aunque
cada uno lo puede interpretarlo como quiera, cada uno de los piratas tiene bajo
del brazo una urna que pone democracia, de ellas sacan papeletas donde se
observa la palabra “mierda”, las usan para lanzárselas el uno al otro, ¡ha! se
me olvidaba, a los dos le salen de los bolsillos de las chaquetas y los
pantalones unos billetes de curso legal donde se puede leer la inscripción
“corrupción”. Los políticos están sentados en dos edificios a medio construir,
donde hay un cartel bien grande que dice “Promotora el Pelotazo”. En un solar
hay tiendas de campañas y chabolas ocupadas, pero ¡sorpresa!, pese a estar sin
casa y en el paro se les ve felices y contentos, tienen unas televisiones de esas grandes
donde los mayores ven el futbol, la fórmula 1 y programas basura. Los pequeños
y jóvenes como es lógico van a una escuela pública, donde como dice el chiste,
un día falta el profesor, otro el alumno, otro no hay luz, otro no hay agua,
otro no hay ganas de hacer nada. Con estos medios y el poco interés que
mostramos los adultos por que sean buenos ciudadanos, estos jóvenes son buena carne de cañón para una sociedad
consumista, donde su única preocupación será ser los más fuertes, los que mejor
manejan los videojuegos, los mejor vestidos, los más pelotas y al resto de la
humanidad que les den, que se lo tienen merecido por jilipollas y pringaos.
De la mano del señor que representa el poder de la
guerra, penden unos títeres gordos y hermosos, vestidos de militar con un banderín
que pone “salva patrias”. En una mano llevan el Corán o la Biblia, o cualquier
otro libro parecido, y en la otra el látigo. Cuando estos dictadores mueren o se los cargan quienes los han
puesto, dejan una deuda a su pueblo tan grande que la tercera generación aún
sigue hipotecada. Debajo de los pies de los dictadores sólo hay muertos,
hambre, miseria y odio.
El ninot que representa el poder mediático y el
religioso sostiene con las manos dos aros que representan la línea del ecuador
y el meridiano cero, los aros están llenos de cámaras que lo vigilan todo. Delante
del ninot hay un monitor donde sólo pasan rebaños y rebaños de corderos.
El señor del poder sobre la alimentación y los
medicamentos tiene unas gafas, el cristal del ojo derecho se ve limpio y
transparente viéndose reflejado G20, el cristal izquierdo es opaco no
reflejando nada, representa al tercer mundo.
Ha llegado el día 19 de marzo, el momento mágico de
quemar la falla. En nuestros sentimientos y pensamientos se alberga la
esperanza de que esos cinco nitots se quemen y desaparezcan para siempre, pero
la realidad es que una vez se apagan las cenizas pasan los basureros y dejan limpios nuestros
sentimientos y esperanzas y un artista fallero volverá a construir la misma
falla año tras año.