Hasta hoy pensaba que los
juicios eran como en las películas, donde al acusado le preguntan el abogado de
la parte contraría, su propio abogado, la Fiscalía, el abogado del estado, si lo
hay, el guardia civil de la puerta de los juzgados, y hasta el servicio de
limpieza si pisabas el suelo recién fregado, pero este concepto ha cambiado mi
forma de ver la justicia de una forma drástica, en el momento en que presencie
el lamentable espectáculo de comparecencia de la ex infanta imputada María
Cristina de Borbón por el “Caso Nóos”.
No uso el término “lamentable
espectáculo” por estar en el sillón de los acusados un miembro de la “Casa
Real”, sino por el tratamiento que la justicia le ha dado a esta imputada. Para
mi es inconcebible que alguien que se sienta en sillón como acusada, no
responda a las preguntas de la abogacía que ha interpuesto la denuncia, pero si
lo haga a las preguntas de su abogado defensor y, además a preguntas tales
como: ¿es verdad que usted no se enteraba de nada y todo lo hacía por amor? o,
¿a que usted no ha tenido dinero en paraísos fiscales de forma ilegal? o, ¿a
que usted es inocente y está siendo perseguida por una banda de envidiosos,
rojos y malas personas?
Lo de la Fiscalía y la
Abogacía del Estado no tiene nombre, a petición de la jueza sobre si tenían
alguna pregunta que hacer a la acusada su respuesta fue “NO”, simplemente
increíble. El colmo hubiese sido si alguno de estas instituciones hubiese
pedido disculpas a la ex infanta por el mal trago.
Me acuerdo que cierto año en
una declaración de renta, hacienda que ahora resulta que no “somos todos”, pues
eso es un simple eslogan publicitario que sólo se aplica a los ciudadanos
honrados, me requirió una determinada cantidad que un inspector entendía
debería haber abonado, le explique con argumentos legales que era una
interpretación errónea por su parte, su contestación fue “pues acuda a los
tribunales que la fiesta le costara el doble, aunque gane”. Por cierto, desde
el primer momento fui considerado como delincuente de la hacienda, pues se me
impuso una sanción y se me cobraron unos intereses, igualito que la ex infanta.
La justicia puede ser
definida como el arte de hacer lo justo, y de «dar a cada uno lo suyo», es
decir “al rico riqueza y al pobre palos”. Los que representaron a la justicia
como una mujer con los ojos vendados, una balanza en una mano y una espada en
la otra sabían muy bien lo que estaban representado. Si esta buena mujer se
quitase la venda de los ojos, se liaba a espadazos con nuestros actuales
gobernantes y algunos jueces impuestos por los políticos y los poderes
facticos.
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