Si Berlanga resucitara y decidiese volver a ser director de
cine, en mi pueblo podría volver rodar sus mejores y más emblemáticas
películas, me refiero a: “todos a la cárcel”, “la escopeta nacional”, y
“bienvenido Míster Marshall”.
Me imagino al alcalde de mi pueblo asomado al balcón de la
casa consistorial diciendo aquello que decía Pepe Gisbert: “Yo como alcalde
vuestro que soy, os debo una explicación, y ahora os la voy a dar. Arreglar el
pueblo cuesta dinero, pero ni un solo céntimo ha salido de la caja municipal,
porque la caja municipal no ha tenido nunca un céntimo ni lo tendrá, porque
todos estos trajes que llevamos nosotros, los coches de lujo y todo lo que no
veis porque no queremos enseñarlo, lo ha pagado un buen amigo del pueblo y
sobre todo de los que gobernamos”. Hay que ver la visión de futuro que tenia
Berlanga.
Se me ocurre el nombre para una de sus películas “Manolito
Potter y sus amigos en el triangulo de las Bermudas”. El guión sería muy fácil
de escribir, todo lo que cae dentro del triangulo desaparece, el dinero de los
impuestos de los contribuyentes, unos garajes, una residencia de ancianos, un
hospital y el colmo de los colmos hasta una interventora funcionaria, pero eso
sí, con la mayor naturalidad del mundo, como si nada raro pasara, llegando a
arrancar el aplauso apoteósico del pueblo cuando transforman su fracaso de
gestión y despilfarro, en un éxito sin parangón.
Seguro que Berlanga se lo pasaría en grande, pues se
reiría de ellos sin que se dieran cuenta, igual que ocurría con la censura de
la dictadura.
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