Yo
desde mi ignorancia pensaba que lo de “El Día de los Enamorados” se festejaba
sólo en los países católicos victimas del consumismo, pero me equivoco como
siempre, “El día de los Enamorados” también denominado “San Valentín” prácticamente se celebra en todo el mundo, por
ejemplo los judíos lo llaman “Tu beAv”; los chinos le llaman “Qi Qiao Jie”
(Fiesta del Doble Siete) y los japoneses “Tanabata”. Una vez desmontada mi
teoría ignorante sobre la tesis de que los católicos no somos los únicos que
celebramos con júbilo tan señalada fecha, me queda sólo una duda ¿como la
celebran en el resto del mundo?, desgraciadamente la respuesta no la sé, pero lo
que sí puedo es relatar desde mi experiencia los días de San Valentín que he
celebrado hasta la fecha.
No
recuerdo con exactitud cuando empiezo con mi pareja a celebrar “San Valentín”,
creo que por los años 90, antes no sabía de su existencia. Si le pregunto a mi
madre dice que esa tontería antes no se celebraba que no había dinero ni tiempo
para celebrar nada, que eso son paparruchas y derroches. Seguramente antes con
la dictadura y el adoctrinamiento de la iglesia todo era amor entre la pareja,
se sabía quién mandaba y si el marido se pasaba con la mujer no era “violencia
de género” se llamaba “ataques de celos o infidelidad de la mujer”, pero
dejemos ese tema que no es lo que nos ocupa, volvamos a como celebro o
celebramos la mayoría el día de “San Valentín”.
Hay
dos formas de celebrarlo: en grupo o por separado. Las dos formas acaban igual,
en la cama, pero se diferencian en los comienzos, empezare por las de “la
celebración en grupo”. El “vía crucis” comienza con la decisión de dónde ir,
después de horas de debate siempre se elige lo mismo, el hotel más barato de
las ofertas encontradas por internet. El hotel se encuentra a 100 Km de dónde
vives, gastándote una pasta en gasolina, pero bueno eso es lo de menos, el
calvario continua. Cuando llegas al hotel siempre al inscribirte a la
recepcionista le falta una paraje que no sale en el maldito ordenador, después
de un tiempo de tensiones y disputas con la recepcionista, en el maldito
ordenador aparece la pareja, todos respiran y ahora solo queda subir a la
habitación. Te tiras media hora para coger el ascensor, pues no se sabe porque,
¡medio mundo está en el hotel!, cuando consigues entrar en uno es como si
entraras en el camarote de los hermanos Marx, no se sabe cómo pero en un
ascensor de 8 personas caben las 8 personas con sus respectivas maletas, o mejor dicho 8 baúles de la Pique, que hay
que tener narices la de cosas que se
llevan para un fin de semana, yo seré muy guarro, con lo puesto me sirve, pero admito
que no soy un buen ejemplo.
Cuando
llegas a la habitación huele a húmedo pues el hotel estaba cerrado desde
octubre y lo abren para la ocasión, pero bueno para lo que sirve esa noche la
habitación está bien como esta.
A
la hora de comer o cenar normalmente es bufet libre, y no hay nada mejor para
demostrar lo depredadores que somos lo humanos, que dejar a tanto animal suelto
delante de la comida. Los ves o las ves que se levanta 10 veces a por comida y
cada viaje los platos están más llenos, si estas esperando detrás de un
espécienme de estos y te quedas mirando, te contestan que han cogido tanto para
repartir con todos los de la mesa, cuando miras la mesa donde están sentados,
te das cuenta de lo solidarios que son todo, todos han cogido los platos a tope
para repartir. Si la bebida está incluida al subidon de colesterol, azúcar y
acido úrico hay que añadir una castaña de las cabezonas. Con la panza llena
toca el carajillo, el licor los cubatas y todo lo que se ponga, que ¡un día es
un día!.
Como
marcan los cánones toca el baile, pueden ocurrir dos cosas que sea con orquesta
o con discoteca. Si es orquesta los bailongos están salvados, demuestran toda
su sabiduría bailarina de salsas, tangos, boleros y todos esos ritmos que yo no
he sido capaz de aprender, la verdad es que les tengo sana envidia. Si la
sesión de baile es con disco los bailongos están jodidos por no poder demostrar
sus dotes, pero los que solo sabemos mover los pies, los brazos y la cabeza de
una forma anárquica nos lo pasamos a lo grande.
Por
fin la velada está llegando a su final y toca irse a la cama a cumplir con las
normas de Cupido que no son otras que hacer el amor con tu pareja. Este acto
que pudiera considerarse como normal y ocasional en cualquier día del año en
esta noche se convierte en todo un dilema, pues con la panza llena, la cabeza
que te da vueltas del alcohol ingerido y los músculos destrozaos de hacer el
indio en el baile, lo menos que te apetece es hacer el amor, pero bueno el
ritual es el ritual. A duras penas consigues sacar los espermatozoides a pasear
y quedarte fulminantemente rendido y dormido. Al día siguiente en el desayuno
siempre es la misma conversación, “anoche triunfe, tres sin sacarla”, el otro
“pues yo 4”, conforme sube la cifra les crece la nariz y se les reduce el pito
y parte del cerebro.
Se
me olvidaba la celebración por separado. La celebración es similar a la de
grupo pero sin las broncas de la elección del hotel, de la recepción y el
fantasmeo del desayuno del día después.
No comments:
Post a Comment