Durante los últimos días los medios de comunicación hacen constantemente referencia al fin de una dictadura en un país cercano del arco mediterráneo, pero del otro lado, en África, me estoy refiriendo a Túnez.
El pueblo tunecino se ha liberado de un dictador vestido de demócrata europeo, y reconocido como un líder democrático por los países desarrollados y los de su entorno africano. Pero la realidad del país era otra muy distinta, paro, represión y sobre todo corrupción. Como consecuencia de esta situación el pueblo se ha movilizado y ha conseguido destituir al dictador, pero esto no es más que un espejismo promovido por poderes económicos externos del país. El norte de África desde la colonización de los países europeos ha estado sometido a saqueos y abusos políticos de toda índole, sirva como ejemplo la importancia que Hitler le dio al control de todos estos países.
Quiero recordar a los tunecinos que sean cuidadosos a la hora de elegir a sus próximos dirigentes, procurando que estos no tengan aprobada la asignatura de corrupción en su historial académico, pues que no les quepa duda que con algunos años en el poder, y con la ayuda y las directrices de los países europeos sacaran matrícula de honor en esta asignatura, dejando como analfabeto al que ha salido corriendo con la saca llena.
Como en casi todos los países y civilizaciones el círculo vicioso se cumple, se comienza con una revuelta popular, se cambia a los dictadores, el pueblo pasa un periodo de transición idílico donde todo funciona como a todos nos gusta, incrementado la cultura y el bien estar social, hasta que vuelve a entrar en escena la corrupción, la pérdida de valores sociales, la persecución a la clase trabajadora, terminando cómo es de proveer para cerrar el círculo vicioso con una revuelta popular para derrocar a los endiosados dictadores.
Quiero aclarar que las revueltas normalmente no nacen del pueblo, el pueblo es simplemente una herramienta. Las revueltas son promovidas y auspiciadas por los poderes facticos y económicos que ponen y quitan a los gobernantes. La justificación a mi afirmación es muy clara, los poderes facticos no pueden quitar de forma directa a los dictadores, pues los dictadores pueden informar a los ciudadanos de cómo han llegado a ser corruptos y por quien, cosa que no favorece para nada a los corruptores, para evitar esta situación y vestidos con la piel de cordero democrático promueven las revueltas populares.
El pueblo tunecino se ha liberado de un dictador vestido de demócrata europeo, y reconocido como un líder democrático por los países desarrollados y los de su entorno africano. Pero la realidad del país era otra muy distinta, paro, represión y sobre todo corrupción. Como consecuencia de esta situación el pueblo se ha movilizado y ha conseguido destituir al dictador, pero esto no es más que un espejismo promovido por poderes económicos externos del país. El norte de África desde la colonización de los países europeos ha estado sometido a saqueos y abusos políticos de toda índole, sirva como ejemplo la importancia que Hitler le dio al control de todos estos países.
Quiero recordar a los tunecinos que sean cuidadosos a la hora de elegir a sus próximos dirigentes, procurando que estos no tengan aprobada la asignatura de corrupción en su historial académico, pues que no les quepa duda que con algunos años en el poder, y con la ayuda y las directrices de los países europeos sacaran matrícula de honor en esta asignatura, dejando como analfabeto al que ha salido corriendo con la saca llena.
Como en casi todos los países y civilizaciones el círculo vicioso se cumple, se comienza con una revuelta popular, se cambia a los dictadores, el pueblo pasa un periodo de transición idílico donde todo funciona como a todos nos gusta, incrementado la cultura y el bien estar social, hasta que vuelve a entrar en escena la corrupción, la pérdida de valores sociales, la persecución a la clase trabajadora, terminando cómo es de proveer para cerrar el círculo vicioso con una revuelta popular para derrocar a los endiosados dictadores.
Quiero aclarar que las revueltas normalmente no nacen del pueblo, el pueblo es simplemente una herramienta. Las revueltas son promovidas y auspiciadas por los poderes facticos y económicos que ponen y quitan a los gobernantes. La justificación a mi afirmación es muy clara, los poderes facticos no pueden quitar de forma directa a los dictadores, pues los dictadores pueden informar a los ciudadanos de cómo han llegado a ser corruptos y por quien, cosa que no favorece para nada a los corruptores, para evitar esta situación y vestidos con la piel de cordero democrático promueven las revueltas populares.
No comments:
Post a Comment