EL AMOR Y LA JUSTICIA.

El abogado Silva, del despacho de Miguel Roca, está convencido de la inocencia de la infanta Cristina. “Y esa inocencia pasa obviamente por su fe en el matrimonio y el amor por su marido. (...) Cuando una persona está enamorada de otra, confía, ha confiado y seguirá confiando contra viento y marea en esa persona: amor, matrimonio y desconfianza son absolutamente incompatibles. Lo que no se puede pretender es que el legislador diga: ‘Mujeres, cuando vuestros maridos os den algo a firmar, primero llamad a un notario y a tres abogados’; o viceversa: ‘Maridos, cuando vuestras mujeres os presenten algo, desconfiad y esperad a firmar”. La frase no tiene desperdicio, es un insulto a la inteligencia de las mujeres y los hombres y me explico: Es evidente que “amor y confianza pueden estar unidos”, aunque esta conjunción puede ser discutible, pero a la defensa de la infanta se le ha pasado por alto el termino inteligencia y honradez que nada tienen que ver con el amor y la confianza.

Los ladrones cuando efectúan un atraco deben tener confianza entre ellos, amor a su “trabajo” y se supone que inteligencia, cualidades estas que no les eximen de falta de honradez y de ser unos ladrones. Nadie se plantea que si los pillan deben de ir a la cárcel.

Respecto de la frase, ‘mujeres, cuando vuestros maridos os den algo a firmar, primero llamad a un notario y a tres abogados’, es un burdo argumento para justificar a la infanta y sobre todo un insulto a la inteligencia de las mujeres. Si una mujer ve que en su casa entran por poner un ejemplo 100.000€ al año, que viene a ser el salario medio de un español  corriente tomando como base el salario mínimo de un diputado y, su compañero se compra un palacete de 5.000.000€, un coche de alta gama por ejemplo un jaguar, te vas de vacaciones a todo trapo al mejor sitio del mundo y todo esto sin pegar un palo al agua y sin preguntarte de donde sale esto, la verdad es que no te hace falta un notario y tres abogados, te hace falta menos amor, menos confianza y mas inteligencia y honradez.

Como dice un amigo: “La justica española no es ciega, es tuerta y ve muy bien por el ojo derecho”.