HACIENDA SOMOS TODOS.

En el periódico digital “El Mundo.es” del lunes 30/09/2013 aparece la noticia:

Nuevo informe de Hacienda: Los 'cobradores' de sobres en el PP no habrían llegado al mínimo de delito fiscal. Ninguno habría alcanzado los 120.000 euros al año de fraude.

La Agencia Tributaria ha concluido en un informe aportado al juez del caso Bárcenas que ni el PP, ni el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ni el resto de altos cargos que supuestamente percibieron sobresueldos de la caja B del partido cometieron delito fiscal alguno.

Cuando la gente corriente siente, y uso la palabra siente en lugar de escuchar, porque al leer o escuchar estas noticias, siente una puñalada trapera en el corazón y se pregunta:

¿Cómo es posible que un currante o curranta que cobra un salario de menos de 21.000€ al año por trabajar media jornada (entendiendo por media jornada 12 horas al día), y tener la desgracia o la suerte de haber trabajado en dos sitios distintos durante un mismo año debe hacer la declaración, y  pagar una pasta que no tiene?. A esta pregunta la gente corriente recibe como respuesta por parte de quien nos gobierna con el beneplácito del resto de grupos políticos, que los sobresueldos si no pasan de 120.000€ no son delito. Por cierto el señor Aznar subió el listón de la corrupción, pues en un principio estaba en 90.000€.

Visto lo visto, la gente corriente pedimos a nuestros gobernantes tener sus mismos privilegios, es decir que si un currante cobra de forma legal 120.000€ al año pues que no page impuestos, y si cobra algo de forma ilegal y te pillan pues nada, alegamos que son sobresueldos y que como no superan el mínimo de 120.000€ al año para ser delito, ¡pelillos a la mar que “Hacienda Somos Todos”!.

Si algún partido del parlamento actual defiende mi propuesta, ¡me hago militante suyo!, bueno militante no que viene de militar y eso a mí no me gusta, mejor simpatizante, aunque…. ¡simpatizante tampoco!, pues viene de simpatía, y como ningún partido propondrá mi propuesta, me tocara vivir como hasta ahora, antipático, amargado y encabronado.