En
absoluto es mi intención justificar en este artículo cualquier actitud violenta
o degradante hacia la vida intima de cualquier persona, incluyendo a los cargos
públicos, es decir a los políticos.
En
los últimos días los medios de comunicación no paran de hacer referencia a la
palabra “escrache”, que según Wikipedia significa: un tipo de manifestación
pacífica en la que un grupo de activistas de Derechos Humanos se dirige al
domicilio o lugar de trabajo de alguien a quien se quiere denunciar. Pues bien,
la Delegada del Gobierno de Madrid Cristina Cifuentes, ¡como es la que manda!,
por que su partido político es el que ¡ordena y manda en este país!, ha
cambiado la definición original de la palabra “escrache” por la de: grupo con inquietudes
de apoyo a grupos filo etarras o pro etarras, como diría un célebre ex ministro
de su partido “manda huevos”, o en este caso “manda escraches”.
La
Plataforma de Afectados por las Hipotecas liderada por Ada Colau, se ha
convertido para los dos partidos mayoritarios en un grano muy feo en la nariz.
El problema del grano en la nariz, es que se ve y muestra su putrefacción
interna. Si les hubiera salido en el culo no les hubiera sentado tan mal, pues
las vergüenzas siempre las llevamos tapadas y no se ven, salvo cuando vas al
wáter y haces una gran cagada como es el caso de los ERES de Andalucía, o el
caso Bárcenas.
Es
evidente que llamar asesino a un político no tiene ninguna justificación, lo
mismo que llamar filo etarras o pro etarras a los dirigentes de la PAH, pero también
es evidente que hay que profundizar en la desesperación de las gentes que se ven
afectadas por los desahucios para comprender, que no justificar, esas
calificaciones hacia la mayoría de los políticos que no nos representan a la
mayoría de los ciudadanos, aunque ellos apelen a sus mayorías en las urnas.
Cuando
digo que “no nos representan” me baso en que no se puede admitir que defiendan
a ultranza y en nombre de los mercados a los banqueros y especuladores de este
país, dándoles el dinero que nos pertenece al pueblo, y que por el contrario no
acepten ninguna Iniciativa Legislativa Popular que defienda los intereses de la
gente que lo está pasando mal, que se va a quedar sin casa, sin futuro y sin
esperanza y que posiblemente incluso les haya votado.
Señora
Cristina Cifuentes cuando se ofenda tanto porque a un político de su partido le
sigan por la calle, le suplico que se ponga en la piel de alguien que le van a
quitar su casa, a romper parte de su vida y su familia y que encima usted que
tiene el poder y defiende a los poderosos, les envía a la policía para que los
saque a palos y a en pujones de su casa. Señora Cifuentes, ¿qué diría usted si
el pueblo los echara a palos o empujones de sus confortables cargos políticos, que
no se están ganando?, seguramente con lo ligera que tiene usted la lengua y lo
pesado de su cerebro nos llamarían terroristas fascistoides.
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