El
22 de noviembre entro en vigor otra ocurrencia recaudatoria de este desgobierno
de España, se trata de pagar unas tasas por acudir a la justicia. Hasta ahora
han sido la sanidad y la educación las que más han sufrido el tajo inmisericorde
de los ajustes, pero en esta locura por reducir el déficit le toca ahora el
turno a la justicia.
El
señor Ministro ha asegurando que la nueva ley no tiene un afán recaudatorio. Como
diría un castizo: ¡Ya te veo tío Mateo!.
Que
existen abusos en este y en todos los campos ¡claro que sí!. Todos sabemos que
en sanidad alguien ha utilizado la cartilla de la abuela para obtener
anticonceptivos, o la acumulación de
fármacos en casa que acabaran en la basura. Pero estos abusos no le dan derecho
al legislador para hacer que paguen justos por pecadores. Castíguese con dureza
a quien abusa, pero no al que usa con buen criterio sus derechos.
Los
principios constitucionales de Justicia Universal y Gratuita han sido
aniquilados con esta ley. El soporte más importante de un país democrático y de
todos sus ciudadanos, es el derecho libre y gratuito de acudir a la justicia
para defender sus derechos cuando son conculcados. Los ciudadanos con pocos
recurso económicos quedan totalmente indefensos ante un despido improcedente, o
un conductor que recurre una multa de tráfico.
Cuando
el señor Ministro la sociedad le ha hecho ver la barbaridad de tal ley, ha
dicho que muchos prefieren seguir instalados en el “antiguo régimen”.
Nos
están machacando con toda una batería insoportable de leyes en contra de los más
necesitados: repago de la sanidad, matriculas imposibles en las universidades,
IVA multiplicado por 3 para los materiales escolares, cierre de comedores
gratuitos, desahucios inhumanos, aumentos inexplicables en los recibos de luz y
agua, etc...
Lo
peor de todo es que no podemos defendernos ni siquiera con una manifestación
pacifica porque la policía, que debía protegernos, nos sacude con una saña sin
disimulo y encima exculpados de toda responsabilidad penal.
Gracias
al desgobierno español, el pueblo ha quedado “vencido y desarmado”, consiguiendo
escalar las cotas más de la injusticia y opresión.
Recurriendo
otra vez al castizo, ante esta situación diría: ¡Para mear y no echar ni gota!.
Artículo
original escrito por el seudónimo Afer.
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