Leyendo
el cuento de “Alicia en el país de las maravillas” me ha venido a la mente lo
que le está sucediendo al PP.
Cuando
el PP se duerme como consecuencia del sueño idílico que le produce ser la
mayoría absoluta en este país y hacer lo que le da la gana, se encuentra con un
“conejo llamado corrupción”, lo arrastra por el agujero del desgobierno.
Al entrar en el agujero se encuentra con
unos seres muy raros llamados “mercados” que le cogen de la mano y le dicen por
dónde tiene andar. El camino pasa por machacar al pueblo con recortes,
impuestos y leyes que se carguen “la sociedad del bienestar” que tanto nos ha
costado arrebatar al sistema capitalista, lo peor de todo es que dicen hacerlo por nuestro bien.
Continuando
en su camino el PP se da cuenta que cada vez se hace más pequeño por haber
comido algunos alimentos tóxicos. En su caída libre hacia el abismo se
encuentra que su organización esta envuelta en asuntos de corrupción,
sobresueldos, un vicepresidente que nos decía que había que ser honrados
mientras se llevaba el dinero de todos a
paraísos fiscales, pagos en “B”, pagos sin IVA, y encima nos decían que la
culpa la teníamos nosotros que “vivíamos por encima de nuestras posibilidades”.
Ante tanto desatino el PP se pone a llorar diciendo que eso que les está
pasando no es culpa de ellos, es culpa de unos indeseables que estaban en la
espina dorsal de su organización. Con tanto llorar consiguen flotar y respirar
un poco diciendo que “gracias a ellos este país está saliendo de la crisis”,
pero saben que ese argumento ya nos les sirve y que como en el cuento se hacen
cada vez más pequeños.
En
su caída se encuentran con la justicia que les persigue, pero está muy gruesa y
no puede alcanzarlos para meterles mano. Esto genera un estado de indignación
en el pueblo, pues en este país la justicia no es igual para todos.
El
máximo exponente de corrupción del PP se encuentra en la Comunidad Valencia,
con casi toda la cúpula imputada. Es curiosa escuchar a una ex consejera de
turismo decir que “ella no tenía ni idea de que era eso del turismo, y que
estaba allí porque el que antes era su amigo (Camps) le dijo que se pusiera”,
esto es un insulto a los ciudadanos de esta comunidad.
Para
salir del pozo donde se encuentran empiezan a comer otra vez productos tóxicos
que les hacen crecer, estos productos se llaman “Independencia de Cataluña”,
“la Bandera Española es mía”, “Cuidado
con los musulmanes”, “Cuidado con los Populismos”, este último producto es
curioso llamándose ellos Partido Popular.
De
un grito consiguen despertar de su pesadilla, el grito lo producen los
ciudadanos en las urnas. Al despertar se encuentran que todo ha sido una
pesadilla, pero que en su lugar hay otro partido que les ha pasado por encima
llamado “Ciudadanos”.
Y
como terminan todos los cuentos, “colorín colorado este cuento se ha acabado”.
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